EL VIEJO
Está en la sala familiar, sombria, y entre nosotros, el querido hermano que en el sueño infatil de un claro dia vimos partir hacia un pais lejano Hoy tiene ya las sienes plateadas, un gris mechón sobre la agosta frente,· y la fria inquietud de sus miradas revelan un alma casi toda ausente. Deshójanse las copas otoñales del parque mustio y viejo. La tarde, tras los húmedos cristales, se pintan, y en el fondo del espejo el rostro del hermano se ilumina suavemente. ¿Floridos desengaños dorados por la tarde que declina? ¿Ansias de vida nueva en nuevos años? ¿Lamentará la juventud perdida? Lejos quedó - la pobre loba- muerta. La blanca juventud nunca vivida teme, que ha de cantar ante su puerta? ¿Sonrie el sol de oro de la tierra de un sueño no encontrada y ve su nave hender el mar sonoro de viento y luz la blanca vela hinchada. Él ha visto las hojas otoñales, amarillas, rodar, las olorosas ramas del eucalipto, los rosales que enseñan otra vez sus blacas rosas... Y este dolor que añora o desconfia el temblor de una lágrima reprime, y un resto de viril hipocresia en el semblante pálido se imprime. Serio retrato en la pared clarea todavia. Nosortos divagamos en la tristeza del hogar golpea el tic tac del reloj. Todos callamos...
He andado muchos caminos.
he abiertos muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombras negras,
y pedantones al paño que miran,
callan,y piensan que saben,
porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y van apestando la tierra...
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden,
y laboran sus cuatro palmos
de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.
Son buena gente que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
Tenia 25 trabajadores entre ellos se encontraba uno que no le gustaba mucho y cuando llegó medio día se acerca al chaval y le dice: no me gusta como trabajas. Te pago y no vengas mas. El chaval avergonzado por despedirlo a medio día coge y se marcha. Pasó el tiempo y aquel patrón vende sus fincas y las compra aquel chaval, al poco tiempo aquel patrón fue a trabajar con el chaval, y cuando llegaron aquel punto que el chaval fue despedido el chaval se acerca al patrón y le dice: queda despedido. El patrón se echo a llorar. El chaval le dice... ¿porque llora? Contesta el patrón: aquí te despedi yo a ti, en este lugar y a la misma hora Dice el chaval: Siga, sólo era para que vea lo que se siente . Antonio
Está en la sala familiar, sombria, y entre nosotros, el querido hermano que en el sueño infatil de un claro dia vimos partir hacia un pais lejano Hoy tiene ya las sienes plateadas, un gris mechón sobre la agosta frente,· y la fria inquietud de sus miradas revelan un alma casi toda ausente. Deshójanse las copas otoñales del parque mustio y viejo. La tarde, tras los húmedos cristales, se pintan, y en el fondo del espejo el rostro del hermano se ilumina suavemente. ¿Floridos desengaños dorados por la tarde que declina? ¿Ansias de vida nueva en nuevos años? ¿Lamentará la juventud perdida? Lejos quedó - la pobre loba- muerta. La blanca juventud nunca vivida teme, que ha de cantar ante su puerta? ¿Sonrie el sol de oro de la tierra de un sueño no encontrada y ve su nave hender el mar sonoro de viento y luz la blanca vela hinchada. Él ha visto las hojas otoñales, amarillas, rodar, las olorosas ramas del eucalipto, los rosales que enseñan otra vez sus blacas rosas... Y este dolor que añora o desconfia el temblor de una lágrima reprime, y un resto de viril hipocresia en el semblante pálido se imprime. Serio retrato en la pared clarea todavia. Nosortos divagamos en la tristeza del hogar golpea el tic tac del reloj. Todos callamos... 
