La economía familiar se encontraba muy debilitada, casi agónica, por ello, el padre tuvo un acceso de furia cuando vio a la niña tratando de envolver una caja con trozo de dicho papel. Vaya un juego tonto!
exclamó para si el hombre. A pesar de lo sucedido, el día siguiente, por la mañana la niña le entregó a su padre la cajita envuelta con el papel dorado. Mientras se la daba le dijo: Esto es para ti papito.
Él se sintió avergonzado de la reacción de ira que tuvo con ella el día anterior, pero volvió a enfurecerse cuando vio que la caja estaba vacía. De inmediato un grito encolerizado brotó de su garganta y se expandió por la habitación. No sabes, exclamó dirigiendose a la niña, que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo dentro del envoltorio.
La pequeña lo miró con lágrimas en los ojos y dijo: Oh, papito...no está vacia yo soplé besos dentro de la caja. Todos son para ti, papi.
El padre se sintió morir, puso sus brazos alrededor de su niña y le suplicó que lo perdonara.
Se dice que el hombre guardó, mientras vivió, esa caja dorada en el primer cajón de su mesita de noche, muy cerca de la cabecera de su camá y siempre que se sentia afligido, derrumbado, tomaba de la caja un beso imaginatorio y recordaba el amor que su pequeña había puesto dentro de la caja.
Gracias a un beso de ésos podemos salir victoriosos de cualquier derrota trágica, esa que"sienpre esconde detras de ella, según manisfiesta vil amatas, por muy penosa que sea ésta, una derrota secreta aún más terrible." Cada uno de nosotros recibió en su día una cajita dorada, llena de amor incondicional y besos de nuestros hijos. Familia tener en el mundo una propiedad o posesión más hermosa que ésta. Seguro, amigo que usted también la atesora muy cerca de su corazón para abrirla cada vez que lo desee, que lo necesite.
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